
06 May Psicoanálisis y cine: Los estados depresivos, comentario sobre la película «María» de Pablo Larraín
Por: Dra. Gloria Ríos
Docente Corporación Salvador
MARÍA
Tragedia, virtuosismo, exigencia, talento, perfeccionismo, resiliencia, depresión, tristeza, melancolía.
La película María de Pablo Larraín, con guión de Steven Knight, nos muestra los últimos días de la vida de María Callas, que es su periodo vital menos conocido.
Es el tercer film de la trilogía formada por Jackie (2016), Spencer (2021) y María (2024). Larraín describe a María Callas como una de las mujeres que descubrió que su existencia podía ser mucho más amplia que sus vínculos con hombres famosos.
A Larraín le interesa explorar el mundo interno de estas mujeres, intenta ver el mundo a través de la mirada de ellas. Dice: “María era una mujer consciente del consumo vital y existencial que implica la inmortalidad”. El realizador explica que las arias son registros de Callas pero que se mezclan las voces en distintas proporciones. Angelina Jolie saca siempre su voz en cada escena, lo que le permite verosimilitud. Ella, la actriz, como dice Larraín, debe cantar porque sería muy falso si no se viera el esfuerzo de cantar. La actriz estudió perfectamente el tono de voz de la Callas y su forma de hablar, el modo de respirar, de toser y de caminar de la Diva. La película está filmada como si hubiese ocurrido en 1977, y se trató de recrear la iluminación de la época y también las cámaras que se usaban hace cincuenta años.
Angelina Jolie en una entrevista señala que la misión de la película María es «rendir homenaje a su música y conectar con su vida a través de ella». Jolie se preparó muy seriamente estudiando a su personaje y su actuación es sobresaliente: en el film logra transmitir la fuerza interior de María Callas, su estilo de personalidad imponente, tenaz y elegante. Es capaz de transmitir su dolor de modo convincente, transmite con maestría la ironía y la arrogancia de la protagonista, manteniendo la distancia emocional, la precisión de sus respuestas, sutilmente desdeñosa pero al mismo tiempo sosteniendo su fragilidad con toda dignidad. El modo y el tono logrado por Angelina nos acerca muchísimo a la Diva y nos permite adentrarnos un poco en una mente insondable, pero que refleja notablemente densidad y complejidad. Nos posibilita acercarnos de manera leve a una mujer que mantiene contenidos dentro de sí su drama y su tragedia, y que refleja claramente que no espera mucho de las demás personas, que ya no espera nada de nada.
Me interesa hablar de la depresión, tomando este film bellísimo y trágico como punto de partida para poder pensar y analizar algunas ideas acerca de los estados depresivos, de la melancolía, y del carácter depresivo; y recorrer estos temas desde una mirada cuya intención quiere ser integradora. Espero poder lograrlo.
María, su vida
Nació en NYC el 2 de diciembre de 1923, hija de padres griegos inmigrantes y pobres, tenía una hermana seis años mayor, y un hermano que murió antes que ella naciera. Se dice en sus biografías que no fue querida por su madre, más bien fue siempre exigida y no aceptada, incluso rechazada. María reprochó a su madre de haberle arrebatado su infancia al exigirle cantar desde muy pequeña. Dijo que su madre no le daba nada. Al contrario, le exigía trabajar, la explotaba en los duros tiempos de la guerra mientras vivieron en Grecia.
Fue una adolescente retraída, con una alta miopía y con un evidente sobrepeso. Era alta y corpulenta, era insegura pero muy autoexigente y al parecer su refugio estuvo siempre en la búsqueda de la perfección, del virtuosismo. Su profesora Maria Trivella decía de ella que era “una estudiante modelo fanática e inflexible“. Después continuó sus estudios con la española María de Hidalgo, con quien aprendió la técnica del bel canto italiano. El aprendizaje del Bel Canto le permitió revivir este estilo lírico y junto con ello reactivar y popularizar numerosas óperas que habían dejado de presentarse. Por su severa miopía no podía ver ni al director ni tampoco moverse con facilidad sobre el escenario, entonces se aprendía todos los papeles de memoria, no solo el de ella sino todos los demás.
Su debut fue a los 17 años. Para ser aceptada por la industria musical, María debió perder casi 40 kg y lo logró en menos de dos años. Se convirtió en una mujer atractiva y elegantísima. El apogeo de su estrellato fue antes de los 30 años, entre los años 1950 y 1960, pero ya desde 1956 comenzó a tener problemas para cantar, fallas y debilidades en su voz, que la llevaron a abandonar el escenario en algunas ocasiones, por su excesivo sentido de la perfección, lo que le valió la fama de Prima Donna voluble conflictiva caprichosa, inestable y temperamental.
Tal vez la declinación tan temprana de su voz se debió a su excesiva sobre exigencia, al riguroso sometimiento inhumano auto infligido, o a la desnutrición brusca por la baja de peso que puede haber afectado su musculatura diafragmática, pero también se postula que padecía de una dermatomiositis, enfermedad degenerativa autoinmune, que podría haber afectado irreversiblemente a sus cuerdas vocales.
La voz de María Callas quedó registrada en miles de discos y reproducciones, y es considerada una de las más bellas e impresionantes de la historia de la ópera, por su timbre único, capaz de transmitir emociones tanto intensas como sutiles, por su registro amplio y versátil que le permitía abordar una amplia variedad de roles, desde soprano ligera hasta contralto, y también por su capacidad de dicción y la claridad de su pronunciación. Además de su maestría teatral, con la que lograba conmover y transmitir desde momentos delicados y susurrantes hasta pasajes profundamente conmovedores y dramáticos. Su legado como una de las más grandes sopranos de la historia es perdurable, y su voz es objeto de admiración y estudio continuo en el mundo de la ópera. Murió el 16 de septiembre de 1977 a los 53 años.
La depresión, los estados depresivos, la personalidad depresiva
La depresión se entiende como un proceso dinámico que puede variar desde estados disfóricos leves hasta depresiones severas, ubicadas en un continuo. Algunas personas pueden ser más vulnerables que otras respecto a las condiciones causales externas y el desencadenamiento de un estado depresivo.
Para Freud, la depresión es una reacción a la pérdida de un objeto amado, real o simbólico, que se internaliza llegando a expresarse en una severa e implacable autocrítica. También Freud postuló la existencia de culpa inconsciente.
Melanie Klein centró su atención en la relación entre agresión, culpa y depresión. Sugiere que, si el infante no logra instalar de forma estable un objeto bueno en el interior de sí mismo, nunca se sentirá seguro del amor recibido y siempre tendrá la predisposición de volver a los sentimientos de dolor, culpa y falta de autoestima.
Otros autores enfatizan la relación entre los déficits narcisistas y la depresión.
Respecto a síntomas, en el estado depresivo se manifiesta una sensación dolorosa de abatimiento por una pérdida, hay falta de interés por el mundo, hay una pérdida de la capacidad de amar, hay una inhibición de la actividad, pérdida de todo interés e imposibilidad de disfrutar. En la actualidad se prefiere describir la patología depresiva y el tipo de personalidad en términos de diagnóstico dimensional, es decir la intersección de múltiples dimensiones en vez de hacerlo en categorías cerradas.
Hugo Bleichmar, un psicoanalista argentino, describe la “insatisfacible carga de anhelo” como un rasgo distintivo de la depresión. Bleichmar explica lo que entiende como “carga de anhelo”: la pérdida del objeto amado (un objeto muy valorado) es acompañada por la persistencia de un intenso deseo por él y, al mismo tiempo, por la representación de que este deseo es irrealizable. Lo que significa una representación de sí mismo como impotente y totalmente incapaz de lograr satisfacer ese deseo.
Los deseos o anhelos pueden consistir en deseos de apego, es decir, de la presencia física del objeto, o deseos de compartir estados emocionales con él, de fusionarse con él, o en deseos de sentir seguridad con su presencia. También hay deseos narcisistas de omnipotencia, o un anhelo de identificación de sí mismo con un Self grandioso e idealizado. También pueden ser deseos de satisfacción pulsional, también deseos de disminuir los niveles de tensión mental y física, o deseos de dominar los impulsos y de poseer control sobre la propia mente.
De acuerdo a Sidney Blatt y su investigación sobre tipos caracterológicos introyectivos y anaclíticos, los deseos pueden ser clasificados en dos categorías principales: por un lado, deseos de autodefinición, de autonomía, de ser agente activo de las propias acciones, de control, de autovaloración: estas serían las “personalidades introyectivas“ y por otro lado, deseos de relación, de estar contacto cercano con otras personas, y estas serían las “personalidades anaclíticas”.
Las personalidades introyectivas buscan menos la ayuda de otro. Este tipo de personalidad podría tener más que ver con la personalidad de la protagonista de este film. Junto al sentimiento de falta de esperanza respecto a la satisfacción del deseo se halla la representación interna que la persona tiene de sí misma: por ejemplo de hallarse o sentirse sin poder, tener sensación de indefensión o de impotencia para modificar como son las cosas: la persona no puede evitar seguir deseando ni tampoco puede lograr satisfacer el deseo. Otro autor, Bibring , resaltó el papel central que desempeñan los sentimientos de impotencia e indefensión en la constitución del fenómeno depresivo.
Se podría considerar a la depresión como el resultado final de un proceso en que hay un encadenamiento de pasos, con factores de la historia vital infantil junto con factores más actuales. Si suponemos que la causa más antigua y primaria fue la falla parental (por ejemplo una madre rechazante y descariñada, como es el caso de la protagonista), que produjo tempranamente un déficit en la narcisización normal y necesaria en el niño o niña, y la manera de defenderse contra ese dolor y ese déficit fue empleando por ejemplo agresividad omnipotente, este afecto podría provocar en la vida adulta continuas pérdidas de personajes significativos, ante lo cual se reaccionará continuamente con un estado depresivo.
Las experiencias traumáticas
Existen situaciones en que la realidad externa es central para crear sentimientos de impotencia, indefensión, y desesperanza. Los abandonos o pérdidas de las figuras parentales o los prolongados sometimientos a figuras patológicas o tiránicas, pueden crear circunstancias que cuestionan de forma mantenida el sentimiento de valía o de identidad . Estas primeras experiencias quedan inscritas en la mente como un profundo sentimiento de impotencia y desesperanza de que nada puede hacerse en relación a la realidad.
La identificación con padres depresivos: Anna Freud remarcó que el infante busca alcanzar el sentimiento de unidad y armonía con la madre depresiva a través de producir en sí mismo el estado de ánimo de la madre. Las fantasías de los padres también influyen en el infante: si ellos perciben la vida como abrumadora y frustrante o como placentera y excitante. La transmisión intergeneracional desempeña también un papel importante.
Para otro autor, Kohut, la depresión puede ser secundaria a un trastorno por déficit narcisista precoz, que se manifiesta como una condición permanente de baja autoestima o, dicho de otra forma, la dificultad de mantener una representación valiosa de sí mismo.
Las defensas empleadas pueden no favorecer el desarrollo de una personalidad sana, cuando la persona evita exponerse por vergüenza, pero la evitación fóbica, desgraciadamente va empobreciendo los recursos yoicos, al renunciar a los contactos interpersonales, al renunciar al deseo de apego, o a experiencias de aprendizaje.
La depresión entonces surge cuando colapsa la omnipotencia que se ha logrado mantener a través de la negación sistemática de las limitaciones personales y a través de haber desatendido la realidad.
Klein y la teoría de la agresión primaria
Ella postula que la agresión , la envidia y el odio tienen un papel fundamental en cada ser humano , y que pueden determinar la destrucción de cualquier objeto valioso, dejando al sujeto en un mundo interno vacío de objetos nutricios, un mundo de objetos deteriorados y destruidos, en contraste con un mundo imaginario pleno de perfección inalcanzable , que está en otra parte.
En el caso de la protagonista, su talento vocal fue su objeto más preciado y valioso. La voz sería el instrumento de alta valoración narcisista que le permitió realizar actividades sobresalientes, lograr el estrellato, llegar a ser ovacionada en los escenarios más importantes del mundo. Así ella logró tal vez compensar y reparar las profundas heridas narcisísticas, los déficits y las experiencias traumáticas de su infancia y adolescencia.
Pero ella perdió el objeto, su preciosa voz, sin la cual la actividad vital que se convirtió en su columna vertebral y que compensó su déficit y sus heridas narcisistas, ya no puede ser ejecutada . El objeto perdido, su virtuosismo vocal a través del cual ella alcanzó la meta de la perfección, la embriaguez del estrellato , el status de La Divina, se fue para siempre.
Un sentimiento de inmenso vacío, de profundo desprecio , puede ser también de aburrimiento vital, inunda al sujeto que ha perdido su objeto tan preciado.
A veces también los sentimientos de culpa cumplen un rol: la depresión toma la cualidad de rabia impotente, impotencia y desesperanza en conexión con el quiebre de un idealizado concepto del Self. La culpa como consecuencia de la introyección de las críticas dirigidas contra el objeto.
La película está hecha como si fuese una ópera y está dividida en actos. Las arias me parece a mi que fueron elegidas muy cuidadosamente y que van enfatizando cada uno de los actos de manera bellísima y dramática.
La primera aria es el Ave María, en Otelo de Verdi, que anuncia: “a l’ora de la morte”. Una semana antes de su muerte, en sus últimos días, María, envuelta en visiones, levantándose muy tarde, refiriéndose a sus perritos poodle que la reciben alborotados, ella dice: “99 % de su devoción es por comida, 1 % es por amor», y sonríe con un escepticismo triste. Ese detalle nos lleva inmediatamente a los psicoanalistas a pensar en una muy intensa sensación contratransferencial que comúnmente experimentamos con pacientes depresivos: la impotencia que siente el terapeuta por la desmoralización del paciente, cuando este ha perdido la creencia en el amor.
También se hace evidente su incapacidad de recibir, el despectivo rechazo a toda ayuda, con su fiel mayordomo, pero también con otras figuras. “Estoy perfectamente feliz con los medicamentos y con los efectos que producen”, dice ella cuando Bruna le anuncia que vendrá el Dr. Fontainebleau y le podrá cambiar la medicación, de la que ella se ha hecho adicta. Escéptica, dice respecto a sus alucinaciones: “ los doctores a menudo interpretan las revelaciones como enfermedad, cuando en realidad es una forma de cordura que ellos no entienden”.
El aria Casta Diva, un contrapunto entre su mejor versión y la que canta frente a Bruna, es tan impactante y dolorosamente diferente, y Bruna solo responde “¡magnífica !” pero ella lo sabe , y a pesar de eso, intenta volver a cantar : Cuando Ferrucio intenta persuadirla para evitarle una segura y trágica decepción, ella anuncia : “a partir de este momento lo que es real y lo que es irreal es asunto mío“.
La agencia, la toma del control como recurso defensivo
Aquí se me aparece Sigmund Freud en mi mente, refiriéndose a su “espléndido aislamiento“ después de terminar su amistad y separarse con Joseph Breuer hacia 1895, periodo en que estaba todavía sin discípulos, estaba muy solo (Splendid Isolation era un término utilizado por la diplomacia británica a fines del siglo XIX ).
Maria decide prescindir de la realidad, y transforma defensivamente su situación dramática y terminal en lo contrario: en una decisión propia que rescata un sentido de agencia , tomando el control de su situación vital .
El médico quiere tener una conversación privada acerca de la vida y la muerte , acerca de estar sano y estar insano, salud y enfermedad, ella le responde : “ Los medicamentos están bajo control, bajo mi control” .
En relación a su estilo de personalidad, María sigue siendo una magnífica Prima Donna hasta el final. Pero me parece que el espectador va padeciendo junto con la protagonista el sufrimiento profundo e inconsolable de no ser más la Divina, la poseedora de esa voz maravillosa e incomparable, que le significó ovaciones interminables en los teatros más importantes , adoración y veneración por parte del público.
No importa mucho si la entrevista con el joven periodista llamado Mandrax, (igual que su medicación) es real o no, pero seguro que es un eficiente recurso del guionista. Ella le explica al periodista “soy rebelde por naturaleza, quemé mis vestidos porque eran parte de mi pasado”. “ Actuar también es parte del pasado: exaltación, intoxicación, no hay vida fuera del escenario”. Después le responde a sus empleados: “el escenario está en mi mente, Mandrax es la perfecta combinación para caminar con él por todo París”. Ella sale sola a caminar por París. Ella elige tomar el control de su vida y su muerte en sus últimos días, ya que no puede controlar la realidad ni puede recuperar su objeto más preciado.
La relación con el pianista. Su devoto admirador quien le propone ¿ “ Que tal si nos paramos aquí y miramos cómo si estuviéramos en el borde del futuro “? Esta escena parece reflejar sus pensamientos oníricos, ilustra el cumplimiento de sus deseos, como en un sueño diurno.
Los espectadores sentimos que es imposible hacer ese duelo, que es demasiado doloroso perder para siempre la fama intoxicante, los aplausos, la veneración, haber alcanzado la perfección para después perderla. “ No puedo oír mis propios discos porque son perfectos “ dice María, llorando con dolorosa amargura.
Hay otra escena plasmada de sufrimiento profundo y desgarrador pero mucho más realista cuando ella le relata al pianista su experiencia de darse cuenta que su voz se había ido para siempre , “ Qué hago ahora “, dice …
La imposibilidad de elaborar los duelos
No pudo ser madre. Pudo haber habido una conexión, por supuesto teórica, entre la posible pérdida de su hijo al nacer y la imposibilidad de identificarse con una figura maternal en relación al complejo vínculo materno de odio. (Alguna vez su madre le dijo “ojalá tengas un cáncer de garganta”).
También sufrió de tremendas humillaciones y más rechazos: el abandono de Onassis, que nunca se casó con ella, la reprobación de su público cuando comenzó a declinar, la crítica implacable de los medios periodísticos.
La pérdida de su atributo más preciado, su maravillosa voz, es un duelo imposible de elaborar, y bajo estas condiciones, con una personalidad compleja, con tanta herida narcisística desde su nacimiento, la falta de amor materno, (se dice que su madre quería un hijo varón y que no la recibió en sus brazos hasta varios días de su nacimiento), el padre tampoco estuvo muy presente en su infancia ni en su adolescencia.
La importancia de las redes de apoyo y de la búsqueda de ayuda
Al no poder soportar las pérdidas, María probablemente se fue aislando, desdeñando orgullosamente las ofertas de ayuda. ¿Podría haber cambiado su vida si hubiese sido capaz de transitar y elaborar los duelos?, y después, por ejemplo, ¿podría haber decidido transformarse en mentora o maestra de otros? ¿Hubiese sido una forma posible de sublimar y de lograr realización y gratificación ayudando a otros? Pareciera que es una posibilidad cerrada cuando existe mucho narcisismo, en este caso tanta herida narcisista desde su temprana infancia. Ella dice: Bruna es mi madre, mi hermana, mi hija; Ferrucio es mi padre, mi hijo, mi hermano, mi mayordomo. Es demasiado el dolor, la soledad, la precariedad emocional.
Las arias elegidas intensifican y destacan los momentos de sufrimiento profundo y desgarrador:
Ebben! Ne Andro Lontana, de la Wally, (me iré lejos, allí entre las nubes doradas donde la esperanza es arrepentimiento, es dolor…) cuando expresa su enojo y desesperación al no resistir escuchar sus grabaciones perfectas en el bar parisino.
La escena preciosa del coro a bocca chiusa (Butterfly), que representa la noche en vela, la decepción, la pérdida de la esperanza y de toda ilusión. Qué contraste dramático entre la belleza de esos delicados quitasoles y farolitos rojos y la enorme tragedia de Cio-Cio-San, que también es la tragedia de Maria.
“Buscando algo que perdí… La música es tan enorme… te envuelve en un estado de tortura, nace de la miseria del sufrimiento, la felicidad jamás ha producido una melodía hermosa, la música nace de la aflicción y de la pobreza”.
Ana Bolena, la escena de la locura aclamada por un público emocionado en 1957 contrastado con su último intento dramático, patético, tan trágicamente fallido, todo va anunciando que ella prefiere su muerte y que la busca activamente.
Hay un aria para tenor, E lucevan le Stelle, solamente orquestal en el film, que acompaña la despedida entre Onassis y María antes de su muerte en un hospital de París, y donde ella explica al periodista: “somos griegos, la muerte es nuestra compañía familiar”. Los diálogos son precisos y suficientes. El periodista imaginario posibilita la continuidad de la historia de sus últimos días. Ella no come, abusa del alcohol, abusa de estupefacientes, como los adictos, esconde medicamentos en los bolsillos de su ropa. Maria sabe que si sigue presionándose para cantar, ella colapsará por su fragilidad y por sus fallas orgánicas, pero afirma : “Mi madre me obligaba a cantar, Onassis me prohibía cantar, ahora quiero cantar para mi”. “Finalmente yo tengo el control del final, mi vida es ópera”.
Angelina transmite con maestría el dolor, la dignidad, la tristeza infinita.
Para la escena final se eligió Vissi d’arte: “ Viví del arte, viví del amor, cuántas miserias conocí… siempre con la fe sincera… en la hora del dolor, por qué, Señor? Por qué me recompensas así?…».
Excesivo y mortal esfuerzo, un infarto como le advirtió el médico, insuficiencia cardiaca. Ella lo buscó, fue su decisión, María fue agente activa de su final. Su muerte trágica la asemeja a las heroínas de las óperas que interpretó.
Mayo 2025
Dra. Gloria Ríos Grigorescu
Corporación Salvador