BLONDE: LOS ESTRAGOS DEL TRAUMA PSÍQUICO UNIDAD DE TRAUMA DE LA CORPORACIÓN SALVADOR

En esta oportunidad hemos querido hacer colectivamente una reflexión sobre el trauma temprano, comentando este impactante film. Blonde, película de Netflix, es una reinvención ficcionada de la novela de Joyce Carol Oates, publicada en el año 2000. La escritora y después el director australiano Andrew Dominik, crean una impresionante obra que no se basa exactamente en la vida real de Norma Jane Baker (1926-1962) quien se convertiría en Marilyn Monroe, el ícono más representativo del estereotipo de la belleza y la sensualidad de la mujer del siglo XX. Si bien el énfasis de la historia no es la veracidad, sí nos ofrece un relato magnífico sobre las circunstancias del abuso, el maltrato y la violencia que con tanta frecuencia ha existido y que continúa existiendo no solo en el mundo del espectáculo, sino en la vida de muchas personas.

 

En la película el director logra entrelazar escenas filmadas de ficción con imágenes de archivo, y nos sumerge desde el principio hasta el fin en una atmósfera angustiante, asfixiante, bastante siniestra, que nos provoca intenso impacto y nos acerca al horror de las experiencias traumáticas y sus consecuencias. Vemos una desgarradora secuencia de escenas traumáticas. Norma Jean es una pequeña niña que vive con una madre emocionalmente frágil y que la expone continuamente a sus propios tormentos. Alcohólica, actuadora y violenta, acusa a su hija de ser la razón por la que su padre no está, la arriesga y la aterra obligándola a acercarse hasta un incendio fuera de control, después la intenta matar ahogándola en una bañera. La pequeña Norma continúa sufriendo abandonos y separaciones traumáticas cuando su mamá es institucionalizada y los vecinos que la cuidaron por un tiempo la entregan a un orfanato. 

 

Lo que hace traumáticas a las experiencias es la imposibilidad de una persona de protegerse o encontrar protección en otros al enfrentar acontecimientos abrumadores y atroces. No resulta difícil pensar que las experiencias tempranas vividas por Norma Jean, y retratadas en la película, tuvieran un efecto nocivo sobre su desarrollo. Eso es lo que nos muestra la película: el impacto que el trauma provoca sobre la regulación emocional, la capacidad para mentalizar, la representación de sí mismo y de la de los otros, y la disposición con la que un sujeto se enfrenta posteriormente sus relaciones interpersonales cercanas. 

 

Una respuesta habitual de la mente frente al trauma -que tiene bases neurobiológicas y psicológicas- es la disociación. Esta cumple una función de protección mental frente al impacto abrumador del trauma. Frente a la amenaza y el terror, se produce una desatención de la experiencia interna y del mundo externo, anestesiando parte de las vivencias emocionales o excluyendo de la conciencia aspectos de la realidad. Se pierde la continuidad del self, este se compartimentaliza, y como consecuencia, la experiencia traumática no puede ser simbolizada ni elaborarada psicológicamente.

Pero inevitablemente lo disociado se va a hacer presente de maneras poco simbolizadas, a través de síntomas físicos y psicológicos, de imágenes o pensamientos intrusivos. El horror se niega a ser enterrado. La disociación es un mecanismo adaptativo, cuando se cronifica su uso, empobrece al individuo. En el caso de personas traumatizadas, el uso de la disociación se vuelve parte permanente del funcionamiento estructural de la personalidad.

 

La vida de Norma Jean que vemos en Blonde, nos impacta por todas las experiencias traumáticas vividas desde muy temprana edad y nos muestra la instalación de este tipo de funcionamiento disociativo, que, si bien es un buen recurso para adaptarse en un primer momento, afecta negativamente el desarrollo mental y emocional de Norma Jean/Marilyn.

 

El aplauso, el brillo, la fama, le permiten alejarse de los sentimientos de pena y dolor, pero por otro lado le impiden elaborar las experiencias que han causado esos sentimientos dolorosos, quedando así áreas del mundo interno muy dañadas, no elaboradas ni reparadas, por lo que vuelven a aparecer una y otra vez. Marilyn Monroe, la estrella de Hollywood, frente al público es feliz, posee un desplante exultante y es segura de sus encantos. Marilyn existe psicológicamente muy alejada de Norma Jean, esa niña-mujer abandonada, abusada y muy necesitada de afecto y de cuidados. El aplauso y las ovaciones alejan la pena y el dolor, pero dejan aspectos necesitados del self desatendidos y descuidados.

 

La película nos permite ver una estructura disociativa patológica totalmente desplegada, con poca o nada comunicación entre los distintos estados del self, lo que se refleja muy bien a través de los saltos temporales de la película y el juego de transiciones entre las secuencias de escenas en blanco y negro y en color. Es llamativo en la línea discursiva el cambio brusco de uno a otro estado del self, que se aprecia en el cambio de voz, mirada y conducta. Pareciera que ella entrara en trance para actuar, lo que su estructura disociativa facilita. En ocasiones habla en tercera persona, aduciendo a la independencia parcial, y a veces completa, de los distintos estados del self.

 

Podemos ver la disociación en acción cada vez que Marilyn se encuentra en una situación de abuso: se disocia, se anestesia y se somete. Cuando la madre la obliga a meterse en la tina con agua caliente para ahogarla, se paraliza y aterroriza. Esta escena traumática marca y se reescenifica en su vida adulta. No puede librarse de ser violada por un alto ejecutivo de la industria del cine y queda nuevamente inerme, sin capacidad de reaccionar, cuando el presidente le dice “Nena, no seas tímida”.  No puede negarse, rechazar al abusador o defenderse porque es una víctima de abusos en la infancia que sobrevivió psicológicamente a través del sometimiento.

Es conmovedora la falta de figuras protectoras disponibles para cuidar de la niña. Dada esta ausencia y por su necesidad de lidiar con una realidad angustiante y dolorosa, ella crea en su fantasía un objeto bueno idealizado a quien se aferra. Un padre que la rescataría y que le brindaría el cuidado y amor que tanto ha necesitado. La esperanza de este objeto fantaseado la sostiene y la mantiene en una búsqueda incesante a lo largo de su vida. Se enamora y confía en la creencia idealizada obtendra de ellos todo lo que siempre ha necesitado. La vemos, en una actitud que nos parece infantil, nombrar a sus parejas “Daddy”. Vemos también los efectos nocivos de esta idealización. La idealización le impide ver al otro de manera realista, le hace perder la capacidad de evaluar con objetividad las intenciones del otro, y además la empobrece a ella, al no poder reconocer sus propios recursos y talentos. 

 

Una de las críticas que ha recibido Blonde es que muestra a Marilyn Monroe extremadamente frágil y dañada, sin destacar sus logros y cualidades. Al respecto podemos pensar que la película logra transmitir exitosamente cómo pueden verse a sí mismos las personas con historia infantil de maltrato, abuso y negligencia. Quedarían patológicamente identificados con ese niño o niña que no merece ser querido, disociando partes de su experiencia, idealizando a otros, con una noción solo de parcialidades, impedidos de lograr una imagen completa que integre sus vulnerabilidades y sus recursos. En un minuto se es la estrella de Hollywood ovacionada y en otro, la niña indefensa que no merece respeto. Es la visión que la propia Marilyn Monroe pudiera haber tenido de sí misma la reflejada en la película. 

 

La vivencia que acompaña a los embarazos -según la representación ficcionada que presenta el film y que no necesariamente se acerca a los hechos históricos- nos permiten pensar en la experiencia subjetiva de Marilyn. El primer embarazo la enfrenta a su fragilidad y necesidad de ser cuidada, y una posibilidad de reparación para sí misma al poder cuidar a un bebé. Pero la industria del cine y los hombres que posiblemente representan a los padres, no constituyen un apoyo y esperan que se mantenga su rutilante figura y su belleza sensual. Visita a la madre en el hospital psiquiátrico en el que está internada, buscando su apoyo, pero ésta es rechazante. Su madre nunca fue un objeto contenedor, pero su necesidad de madre es tan intensa que nuevamente se expone al maltrato, a la repetición del rechazo y la falta de amor, en lo que podríamos pensar como una compulsión a la repetición. Debido a todas estas carencias, no logra mantener un objeto contenedor en su mente que sostenga ese embarazo. Luego del aborto, ella se identifica con el objeto materno rechazante y vemos sus auto reproches proyectados de una manera siniestra en lo que ella imagina sería el feto en gestación.

 

El segundo embarazo sucede estando ella en una relación de pareja que podía brindar esa contención. Llena de ilusión y esperanza, la posibilidad de reparación parece posible, pero sucede un accidente y ese embarazo se pierde. Esta vez los auto reproches se agudizan, aparece el otro estado del self, el de la niña que hace todo mal y que molesta a mamá, la que hizo que papá se marchara. Se siente incapaz de cuidar a un hijo en gestación. Tristemente, sucede este evento desestructurante y aparece la angustia que ya no puede ser disociada. Ocurre un derrumbe psicológico que aparece retratado como un quiebre psicótico.

Marilyn se recupera, los mecanismos disociativos siguen actuando, pero ahora las experiencias traumáticas no elaboradas y los afectos irrumpen con mayor intensidad. Vemos a Marilyn abusar de fármacos y del alcohol para evadir la realidad y regular estos estados insoportables.  Para ella ya no cabe la posibilidad de la reparación. La falla de su ambiente infantil es tremenda y la repetición de las experiencias traumáticas profundizan el daño. El desenlace sucede cuando los recursos de la disociación, negación e idealización colapsan al enterarse de una manera terrible que las cartas que había estado recibiendo de su padre y que la hacían sentir que existía alguien que desde lejos la quería no eran reales. Todos le habían fallado. El derrumbe emocional es devastador.

 

Blonde es una película que nos muestra el trauma relacional e infantil de forma magistral, horroroso en sus secuelas, traumático al punto de querer evitar verla, o criticarla por lo crudeza de lo mostrado. Dejaremos sólo esbozada la idea de que un evento traumático de abuso puede tener como consecuencia impulsar la repetición del trauma. Tanto así que hasta una obra de arte no estaría libre de abusar de la memoria de la actriz, de manera tal que se perpetúa lo ominoso y la violencia. Por eso es tan fuerte y se hace tan difícil ver esta película. Nos traumatiza y nos abusa también un poco a los espectadores. Sin embargo, muchas veces cuando en nuestros consultorios trabajamos con personas con trauma complejo y disociación, tenemos que ser testigos de acontecimientos terribles como estos, realidades que superan la ficción. 

 

Unidad de Trauma
Corporación Salvador

Matías Camus, Pía Varela, Elena Larraín, Andrea Florenzano, Carmen Paz Aguilera, Rodrigo Gillibrand, Paulina Arrué, Marta Guzmán, Lorena Seeger, Gloria Ríos.

Octubre 2022



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